LA CORONACIÓN DE UN LIBERTADOR

El día de hoy, 21 de Julio, es un día de gran fiesta para los monarquistas mexicanos; quizá el mayor después claro del día de la Independencia, el 27 de Septiembre. Un día como hoy pero hace ya 191 años, fue coronado solemnemente en la Catedral Metropolitana de México el Gran Soldado de la Patria, el hijo predilecto del Anáhuac: Su Alteza Serenísima Don Agustín de Iturbide y Aramburu como Emperador de México.

Dicho acto, no es sino el claro agradecimiento que la Nación le otorgó a su Libertador, a aquella persona que con un ingenio inigualable supo romper finalmente el yugo que nos unía con la vieja metrópoli española. Es el resultado de la proclamación popular que había elevado a la Cesárea Magistratura a Don Agustín hacía ya dos meses; acto éste que fue ratificado por el Soberano Congreso Constituyente de la Nación Mexicana y que ahora terminaba por sancionar en la Ceremonia que tendría lugar en el más sagrado recinto de los mexicanos.

La ceremonia religiosa, presidida por el Obispo de Guadalajara en ausencia del Primado de México, se realizó de acuerdo a los rituales y ceremonial previstos por el Pontifical Romano y por lo tanto fue de plena validez dentro de la misma Iglesia Romana.

Para revivir aquel fastuoso día, recurramos a la narración del historiador que nos regala una visión del que quizá ha sido el momento más glorioso de la historia de nuestro país:

Amaneció, por fin, el 21 de julio, que fue domingo, y día señalado para la coronación, apareciendo engalanada la ciudad en virtud del bando que la víspera había publicado el jefe político de la capital, quien ordenaba repiques en todas las iglesias y salvas de veinticuatro cañonazos cada hora para solemnizar el acontecimiento del mismo día. Variáronse un tanto las formas del ritual para la coronación, suprimiendo el previo ayuno por espacio de tres días, así como el acto de ser la potestad eclesiástica la que confiriese la corona , quitando , además , la palabra vasallos para sustituirla con la de súbditos.

En la catedral todo estaba dispuesto para el acto de la coronación; habíanse levantado tribunas, doseles y tronos, y la abundancia de cortinajes, de alhajas valiosas, candiles de plata y centenares de luces daban al interior del templo insólita y extraordinaria magnificencia. Entre ocho y nueve de la mañana, reunido el Congreso, se dirigió á ocupar el puesto que se le tenía destinado, y poco después todas las corporaciones, á cuyo frente iba el ayuntamiento, se reunían para dar séquito al emperador, que salió de su habitación con la emperatriz, precedido de tropa de caballería y de infantería, y entre una valla dé soldados colocada en el trayecto que había de recorrer la comitiva. En llegando á la catedral dos obispos recibieron al emperador y los condujeron bajo palio á un primer trono acompañados de todo el cabildo eclesiástico. Procedióse á la ceremonia después de colocadas en el altar las insignias imperiales; al empezar la misa celebrada por tres obispos, el emperador y la emperatriz , ya revestidos con el traje propio, se dirigieron á las gradas del altar, donde el ministro consagrante les ungió según las prevenciones del ritual; bendijéronse luego las insignias, y el presidente del Congreso, tomando la corona, la colocó sobre la cabeza de Iturbide y éste en la de la emperatriz; ocuparon entonces un trono grande dispuesto al efecto, y el obispo celebrante, dichas las últimas preces , volvióse á la concurrencia y exclamó en alta voz: ¡Vivat Imperator in Aeternum! á que contestaron los asistentes: «¡Viva el Emperador y la Emperatriz!”

Pasados el sermón y el ofertorio, continuó la ceremonia acercándose el Emperador y la Emperatriz al altar para depositar en él las ofrendas tradicionales, que consistían en dos cirios, con trece monedas de oro el uno y el otro con trece de plata, dos panes también de plata el uno y el otro de oro, y por fin un cáliz.

El Presidente del Congreso tomó la corona y la colocó sobre la cabeza de Su Majestad; acto seguido, el Emperador coronó a su esposa. Después los monarcas de México ocuparon los tronos dispuestos para la ocasión. Cuando el obispo terminó la misa de consagración, los emperadores depositaron en el altar las ofrendas tradicionales. 

Concluida esta ceremonia, el jefe de los reyes de armas en alta voz exclamó: —El muy piadoso y muy Augusto Emperador Constitucional primero de los mexicanos, Agustín, está coronado y entronizado: ¡viva el Emperador!— Los concurrentes respondieron: — ¡Viva el Emperador y viva la Emperatriz!

Coronación_de_Agustin_de_Iturbide

Acerca de Asociación Monarquista Mexicana

La Asociación Monarquista Mexicana es un grupo abierto, creado para que las personas que crean en la Monarquía como una forma factible de gobierno, debatan y conversen sobre sus puntos de vista y obtengan información sobre el monarquismo mexicano
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3 respuestas a LA CORONACIÓN DE UN LIBERTADOR

  1. Etel Zamora Esquivel dijo:

    Buenos dias! Disculpen mi ignorancia pero en que nos beneficiaria a los mexicanos la Monarquia?

    • Es tema al que seguramente le dedicaremos más tiempo y líneas en el futuro.
      Sin embargo de forma rápida son varios aspectos:
      1. Estabilidad de los gobierno y del Estado, al no estar supeditada la Jefatura del Estado y Asiento de la Soberanía a elecciones donde los intereses de los partidos políticos se mezclan con los Pueblo, y al final son éstos quienes gobiernan.
      2. Una Jefatura de Estado responsable y entrenada para gobernar desde la niñez, lo que genera un profesionalismo en el Gobierno.
      3. Reducción de costos por motivo de elecciones y sostenimiento innecesario de 7 expresidente. Mejor mantener a un sólo Emperador con sueldo de Presidente, que 7 presidente con sueldo de emperadores.
      Más delante profundizare en el tema. Gracias por sus comentarios.

    • arieli sanz dijo:

      Sería la misma gata pero revolcada. Porqué tendríamos que mantener a un monarca? Lo mejor sería buscar otra solución al problema que tenemos con los presidentes y el voraz gobierno en general. Una idea sería una revolución y no precisamente armada. En vez de un monarca necesitamos un lider honesto ¿será que no hay una sola persona honesta que pueda liderar un cambio radical en nuestro país y para nuestro país?

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